El cuentacuentos contaba historias en la plaza y siempre empezaba del mismo modo:
- Todos los cuentos son del color que uno los pinta... Los hay azules, blancos, negros, añiles, violetas, dorados... Mi cuento lleva el color de los ojos de la gente sencilla y el sonido de risa entre las olas del mar.
Aquel día sin embargo, mientras los pájaros volaban alrededor de la torre del campanario, algo cambio en su corazón. Entró en crisis. La pena anidó en sus palabras:
- Las historias no tienen brillo cuando la hipocresía habita en el alma y el mundo es una cloaca podrida.
Ese día decidió hacerse banquero y el sol no volvió a brillar jamás en la plaza del pueblo. Las cigüenas volaban plácidamente... El miedo a no tener había matado la verdad que llevaba dentro. Agitadamente los vencejos chillaban, chillan y chillarán eternamente.
- Todos los cuentos son del color que uno los pinta... Los hay azules, blancos, negros, añiles, violetas, dorados... Mi cuento lleva el color de los ojos de la gente sencilla y el sonido de risa entre las olas del mar.
Aquel día sin embargo, mientras los pájaros volaban alrededor de la torre del campanario, algo cambio en su corazón. Entró en crisis. La pena anidó en sus palabras:
- Las historias no tienen brillo cuando la hipocresía habita en el alma y el mundo es una cloaca podrida.
Ese día decidió hacerse banquero y el sol no volvió a brillar jamás en la plaza del pueblo. Las cigüenas volaban plácidamente... El miedo a no tener había matado la verdad que llevaba dentro. Agitadamente los vencejos chillaban, chillan y chillarán eternamente.
Un cuentacuentos triste, con una pena tan grande comopara abandonar, es una "crisis" mayúscula.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la historia.
Un saludo
Gracias. Este cuentero en la vida real, no abandona.
ResponderEliminarEste cuento me suena (con tus palabras, claro, que así ya lo he oído ;) Por lo menos el principio...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Manolín.
Esperemos que la crisis no consiga quitarnos ese poquito de alma infantil que aún nos queda a los adultos. Un abrazo.
ResponderEliminarEso mismo pienso yo. Afortunadamente en los desiertos, también hay oasis. Gracias Maite.
ResponderEliminarLas crisis suelen traer cambios asociados. Que esta crisis, aunque se piense que se pierde el brillo y el color, sirva para el renacimiento de historias relucientes y coloridas.
ResponderEliminarAbrazos y gracias por la visita.
Efectivamente... Después de la tormenta... Que salga el sol.
ResponderEliminarQue callen los vencejos y vuelvan los colores al ánimo del cuentacuentos. En un mundo oscuro, siempre serán un rayo de luz.
ResponderEliminarSaludos!
Siempre hay esperanza para los cuentacuentos porque las historias iluminan aún la obscuridad más absoluta. Ya ves: "Y se hizo la luz..." :]
ResponderEliminar¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
Gracias por vuestros hermosos comentarios.
ResponderEliminarMuchas felicidades, Manuel!
ResponderEliminarUn abrazo.
Enhorabuena por ese reconocimiento, totalmente merecido.
ResponderEliminarUn saludo indio
Muchs gracias Belén. Muchas gracias No comments. Es una alegría.
ResponderEliminarA ver cunado algún banquero entra en crisis y se convierte en cuentacuentos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Eso sería estupendo. Toca pronto que suceda Avelino.
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