El peregrino lanzó un grito al horizonte:
- ¡El camino nunca se acaba!
Cientos de cuervos asustados alzaron el vuelo entre graznidos atroces. Respiro profundamente... Sintió un escalofrío "¿Qué habrá mas allá de Santiago?" Con fuerza inesperada se apretó a la capa y siguío hacia adelante. El sol tibio acarició su cara.
Muy lindo. Un instante en la vida de un peregrino,también puede ser la alegoría de la existencia. Linda descripción del momento de duda que puede ser de renunciamiento, pero que finalmente es de esperanza. ¿Que hay mas allá de Santiago? Solo el caminante lo podrá averiguar.
ResponderEliminarBuena continuación a Machado, "caminante no hay camino, se hace camino al andar", y mientras el peregrino ande, seguirá existiendo el camino.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tentó a la muerte y le dio canguelo.
ResponderEliminarBonita metáfora Manuel.
Un abrazo.
Julio, bienvenido. Coincido con tu comentario. Esa era la idea. La vida es el camino que no conduce a ningun lugar. Es el camino que conduce al camino.
ResponderEliminarMaite, bendito Machado... Cada día el caminante desbroza lo que tapa el camino y abre sendas nuevas.
Torcuato, gracias por anunciar mis librines, y una vez más gracias por tu comentario. Sí, también quería hacer una metafora de la muerte. Llegar a Santiago, es llegar al final de la vida... ¿Y luego qué?
Me quedo con el título, mientras se ande hay vida y la vida es un camino a recorrer...
ResponderEliminarAbrazos
El conflicto de un hombre impaciente. Al leer este cuento, pensé en que el tiempo presente le vendría bien. Te invito a hacer el ejercicio.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
El camino nunca se acaba.
ResponderEliminarNosotros si.
Saludos.
Su, Sí, mientras se camine... metáfora de querer ir mas allá y de conocer... hay vida.
ResponderEliminarPablo, estás muy acertado. Vivir la parte de camino que toca es no perdérselo por pensar en caminos futuros.
Toro, nosostros nos acabamos, pero quedan otros caminando.