Salvaje que vives en la selva no reprimas tus ganas de dormir en la maleza. El aborigen se deja dormir y mientras cantan las ranas, todo se sosiega y respira.
Algún día despertará y le contará a los monos sus sueños. Los monstruos del bosque le acechan para oscurecerlo. Esperan justamente que se despierte para atacar, pero una cascada rumorosa aleja toda la maldad que lo rodea y cuando el indio se levanta, encuentra a sus pies una flauta y un libro con 3 secretos para la vida:
1º- Si no sabes, duérmete en la selva.
2º- Cuando abras los ojos agradece a la cascada que te protegiera.
3º- Ahora que ya sabes. Canta, baila, toca y disfruta de tu libertad.
Todos somos un poco aborígenes... tendré en cuenta los secretos.
ResponderEliminarSaludos!!!
A lo Pablo Conejo: tres mandamientos de la Ley de Dios. Come on, baby, let´s dance!
ResponderEliminarUn abrazo de esos de terapia, güei.
Los monstruos en la selva del aborigen somos nosotros, los que tenemos en alta estima nuestro origen. Los civilizados.
ResponderEliminarOjalá estos secretos continúen amparándolo.
Besos, Manuel
Sucede. Si me sienti a veces un poco indio.
ResponderEliminarAlberto. Si tal vez me salió muy litúrgico y algo Güei, pero también te mando un gran abrazo.
Patricia. La civilización a veces es lo más incivilizado y salvaje. Ójala esos secretos siguan ayudando al indio.
Me encanta que canten las ranas y con ellas se respire mejor. Buenos consejos y buena historia
ResponderEliminarSaludillos
Seguiré estos consejos al pie de la letra, seguro que encontraré ese camino de libertad. Un abrazo aborigen.
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