sábado, 17 de diciembre de 2011

Caracolas en el pulso.

Si hubieras descubierto el mar que llevas dentro, la marejada traería caracolas y tesoros en vez de peces muertos. Si cada latido fuera un secreto descubierto, cada emoción una cajina de regalos por abrir y en cada pupila hubiera otra pupila reflejada, la oscuridad de la noche sería para danzar y pasear de la mano. 

Nunca es tarde para descubrir un aleteo de pardal en la mejilla,  para un remolino de vencejos en la sangre o para el baile que hacen las anémonas con las doradas. Siempre es tiempo para llegar a deshora. Siempre es el momento si eres capitán de tu propio barco.






Disfrutar este vídeo. Enseña las bellas creaciones de Ana María García. Cada cajina es una sorpresa de ternura y fantasía. Una maravilla de colores y cosinas emocionantes. Gracias Ana por compartirlo con nosotr@s. 

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