sábado, 31 de julio de 2010

Bailar es un modo de acercarse al cielo.



Danzaré como las algas,
como los juncos con el río,
como la niebla con la montaña
como la lavandera y las sabanas...

Iré mas allá de mi monotonía.

Danzaré como las hojas de los alamos,
como las olas y la playa,
como los dientes de león flotando
a la deriva de la brisa y el anhelo...

Iré mas allá de mi cobardía.

sábado, 17 de julio de 2010

¿Cómo limpiar el pasado? Caminando.

El deshollinador del alma, buscaba la chimenea del corazón. Con su baqueta dorada era capaz de limpiar penas y miedos, pero aquel día, al acercarse a mi, me miro con tristeza.
- ¿Has arrancado la chimenea de tu corazón? Así no hay modo de limpiar nada.
Desde ese día mi sucio corazón camina, sin poder limpiarse. Acumula humo negro y silencios. Silencios tan hondos que duelen una vida entera.
- ¿Por qué te la arrancaste? Era tu valvula de escape, el pulmón por el que respirabas la vida- Regañó el pequeño duende deshollinador de almas.
Lo cierto es que arrancarse la chimenea del corazón no es algo premeditado. Es un acto de necesidad frente a la crueldad del mundo. De niño uno cree ser un angel blanco, de alas plumosas y voladoras. Después te van echando brea encima de ellas, hasta que te duele tanto no volar, que decides arrancartelas. Ahora soy un ángel caido, sin chimenea en el corazón, pero como no valgo para la maldad, pienso ¿Todo el mundo amará sin alas?
Mientras caminaba agarrado a la tierra, miré las nubes y anhelé tener mi chimenea, aunque fuera dolorosa y contaminante. También soñé recuperar mis alas. Pregunte al viejo deshollinador de almas:
- ¿Qué necesito para volver a respirar y volar? ¿Qué para pedirle a tu escobín que limpie mis miserias? ¿Qué hace falta para volver a soñar?
El duende dejo caer una lágrima:
- Necesitas sólo una cosa. Perdona, olvida, abre en dos tu corazón y dáselo a comer a los buitres.

Los buitres llegaron al festín. Mientras se comían mis anhelos, vi besos, abrazos, noches de placer, lunas caidas y zarpazos. Cuando pensaba morirme, más valor no tenía, una voz inquisidora habló desde los últimos restos de mi alma, no te queda mas remedio que seguir. Y cuando empece a llorar como lloran los arroyos frente a las presas, un milagro me cambió. El deshollinador había puesto una semilla de calabaza dentro de mi pecho.

Esa semilla creció, de fruto dío dos alas, un corazón nuevo y una chimenea blanca y alta. A veces se llena de polvo y ceniza y el duende deshollinador de almas, con su baqueta dorada limpia las penas y los miedos. Desde ese día sé, que se puede amar volando y que desde el azul celeste, el mundo es tan pequeño, que ningún dolor es tan grande que no se pueda limpiar. La mierda fertiliza el alma y transforma el mundo en jardines de rosas.

Chavo del 8 - La bonita vecindad


Homenaje a Roberto Gomez Bolaños. Hay cosas llenas de ternura e inspiración. Esta es una de ellas.

miércoles, 7 de julio de 2010

Huellas. Sólamente huellas.

El viento arrastraba las hojas amarillas. En el banco del paseo el poeta leía versos nostálgicos. Los niños jugaban con pompas de jabón . Unas huellas en el barro de la orilla del río alertan a la chavalería. ¿De quien serán? El poeta deja de leer y observa a tres rapaces.
Fijaos niños en el tamaño, forma y profundidad del paso, de ese modo podréis saber quien las ha dejado.
- Son de botas de pescador. – Afirma Miguel. – Son muy caladas.
- Son botas camperas - Explica Mari Luz.- Mira que hondos son los talones.
- Son pies descalzos– proclama Manuel.- La marca de los dedos aún se ve.

El poeta responde:


Las huellas del pescador, (hondas, inmoviles, lentas y fijadas por la espera y la paciencia), este tipo de caminantes, buscan sus objetivos, ponen sus anzuelos y en la tierra posan una cesta para recoger sus frutos. Los pasos camperos de la presunción (nerviosos), guardan la inquietud de ser encontrados, a pesar de que siempre escapan. Huyen, porque tienen muchas ganas de exhibirse, seguramente necesitan de los otros la medida de su valor. Por último, los rastros descalzos del amor, que están desnudos y tan pegados al barro, que dejan brasas de su calor. Niños, quien sigue esos pasos encuentra en la vida un maestro.

Al mirarse los cuatro soñaron con globos de colores que volaban y las nubes del cielo tomaron formas de pies.