martes, 15 de marzo de 2011

lunes, 14 de marzo de 2011

Dios te salve.

Dedicado a muchos sacerdotes enamorados de Jesús, para que no se rindan, y a aquellos otros curas enamorados del dinero y del poder, para que se conviertan al amor de Cristo, pues muy a su pesar, Jesús sigue vivo.

Cristo bajó de nuevo al mundo. Sólo para pasear. Y vío las iglesias llenas de carteles y vacías de pobres. Vío a muchos sacerdotes sobrecogidos y esforzados que seguían su labor con humildad y otros presuntuosos, estirados y gordos que se pasaban el día diciendo:
- No comas la manzana. No disfrutes. No hagas el amor. No te atrevas a no creer. En vez de amar dedícate a pensar. No robes... pasa el cepillo. Nada de carne... bacalao. No aceptes la disidencia. Acompaña al dictador bajo palio. Educa para callar y acatar. Pide subvenciones. Marca la casilla de la iglesia.
Jesús asombrado pensó: ¿Para qué ha servido mi muerte? Resucité, pero estos me matan cada día, mientras hablan de piedad, misericordia y castidad. Quiso gritarles: "Convertíos que pronto será el tiempo, darle al Cesar lo que es del Cesar, amaos unos a otros, el que este libre de pecado... " Pero eso ya lo había dicho. No quería ser pesado. 
Aunque muchos curas eran un ejemplo de amor. Otros, normalmente los que mandaban sobre ellos, eran zorras, serpientes, sepulcros blanquedos, pechos sin corazón y hombres sin espiritu. ¿Qué hacer amar u odiar la iglesia? Suspiro y miro al cielo:
- Perdonales, siguen sin saber lo que hacen. Padre, sin animo de ofender ¡La madre que te parió! Este mundo no lo entiende ni Dios. 
Abrío de nuevo los brazos dispuesto a dejarse crucificar de nuevo, pero esta vez por los propios cristianos.



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jueves, 10 de marzo de 2011

Hilos invisibles.

                                           
El Payaso-marioneta estaba colgado de hilos, tenía la sonrisa grande y cada dos por tres le forzaban a darse culadas. La Marioneta-payaso hacía la reverencia, daba saltos y soltaba carcajadas, pero la Marioneta-payaso no era feliz. Estaba siempre atada, encadenada y esclavizada por manos invisibles.
Se torno su cara triste y la sonrisa cada vez mas pequeña, minúscula, diminuta... Hasta que se quedo sin ella. La dueña del Payaso-marioneta no entendía la enfermedad de su muñeco y como últimamente  había notado que no se reía ni pizca, lo dejo abandonado en el oscuro desván . Aquellos días de abandono hicieron más apenada a la Marioneta-payaso. Dieron arrugas a su cara de madera. 
Llegó una mañana en la que un niño había subido al cuarto negro. El crío posó sus ojos en el rincón, alargó sus brazos bondadosos y recogío el empolvado títere. Apenas empezara a manejar al Payaso-marioneta, este sintió renacer sus músculos de formica e intentó sonreir, pero no pudo. 
Era claro que jamás podría soltarse de sus hilos, pero cuando se movía la Marioneta-payaso, sabía, desde esa jornada, que tenía la mirada mas bella y que era capaz de hacer felices a los demás.
Primero empezó la sonrisa con torpeza, luego con excesiva rapidez y al final con una naturalidad tan grande...


No importa que a veces nos sintamos tristes, si recordamos que detras de nuestra tristeza ,y quizás gracias a ella, se esconde una sonrisa cariñosa. 
Todos somos la Marioneta-payaso o el Payaso-marioneta, que viene a ser el mismo ser. Todos cuando estamos agobiados nos notamos encadenados, por eso, aunque seamos guiñoles en manos de la suerte, nos salva que podemos entregarnos con amor a nuestra tarea de sonreir y hacer realidad la fantasía.

                                               Si te pido una molecula de aire
                                               y me das el viento,
                                               si un sorbo de agua
                                               y me das la mar,
                                               si un pedazo de tierra
                                               y me das el mundo...
                                               no me equivocaré,
                                               porque de todo
                                               lo que pudieras darme
                                               nada iguala el valor
                                               de tu sonrisa.

                                               ¡Amigo! Traes la felicidad.
                                               Te brotan espigas de trigo
                                                en la cara. Eres el pan
                                                nuestro de cada día.

martes, 1 de marzo de 2011

Cuentacuentos, Cuentos para la paz.

Cuentacuentos en Espacio Vías. 
 Domingo 6 de marzo
12h