domingo, 24 de abril de 2011

Amapola.


Donde reside el aburrimiento o tiene cobijo la entrega y la lealtad, donde los días son iguales a las noches y las noches no saben de luciernagas y faroles. Allí encontré el tesoro de la pasión. Estaba en el estambre de una amapola ribereña. Yo la había sujetado con los dedos y no le dejaba bailar con el viento.
Estrujé sus aromas, arrimé mis manos dictatoriales (seguras y razonables), pero la pasión no puede tener bozales, bridas, horarios, proyectos certeros, objetivos inamovibles, placer prefijado y partitura. Es el fuego de la improvisación,de la sorpresa, la fuerza de la debilidad y la debilidad de la fuerza. 
Me arrepiento de querer retener la pureza. El agua que no se bebe, no debe mancharse, ni embalsarse. Déjala cantar montañas abajo. Pósala orillas adentro.

4 comentarios:

  1. Me encanta. Lo he leído varias veces y hay imágenes preciosas. Esas noches que no saben a luciérnagas, esas manos dictatoriales que no pueden retener la pasión... Genial
    Saludillos

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  2. Imposible atrapar lo que es del viento. Sólo hay que disfrutarlo mientras nos quiera deleitar con su presencia.

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  3. Qué imágenes has conseguido!
    Muy bueno!!
    Un abrazo!!

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  4. Puck Trato de darle misterio a la historia, dejar muchas cosas en el aire para que sea mas sugerente.
    Malena. Si aprender a disfrutar y despedir. Un gran reto.
    Sucede. Me alegra que te gusten las imágenes.

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